A mi lo que me sorprende de estas aberraciones no es que vuelen (al fin y al cabo es cuestión de números), si no es que como pueden llegar siquiera a moverse por el suelo con esas mierdecillas de plantas motrices. Pero ya es sabido que la guerra psicológica juega un rol muy muy muy importante en la maquinária bélica, un buen ejemplo son las trompetas de Jericó que montaban los Stukas.
Ese monstruo ya impone respeto estando quieto en tierra, no quiero ni imaginármelo viéndolo acechando desde el aire.
vuelan mal y lo pagas
En cualquier dictadura ese es el precio del fracaso.